Una educación inclusiva y de calidad: ideas y estrategias para seguir avanzando
Isabel Martín Lozano, Ana B. Sánchez-García
Materias IBIC - BISAC
- Educación Pedagogía
Resumen
INTRODUCCIÓN | Avanzando en modelos universitarios inclusivos
Bajo el lema «celebrando la inclusión en la educación» la UNESCO ha celebrado el 30 aniversario de la «Declaración de Salamanca» adoptada en 1994 por los principales países de todo el mundo y que supuso el hito trascendental para cambiar el paradigma desde el que hasta entonces se estaba educando a los niños y niñas de todo el mundo.
Los compromisos asumidos supusieron nuevos marcos normativos, y después vendrían nuevas políticas educativas y maestros y profesionales capaces de transformar y hacer posible esos objetivos que entonces se marcaban.
Pero a pesar de los importantes avances de estas tres últimas décadas, todavía persisten profundas disparidades y se sigue negando el derecho a la educación y limitando las oportunidades educativas a millones de personas en el mundo y a miles de personas en España por diversos motivos, entre ellos la discapacidad. Estamos todavía en ese proceso de hacer efectivo un derecho humano fundamental como es el derecho humano a la educación, que nos abre la puerta a otros no menos importantes como el empleo, la participación, la autonomía o la libertad.
Por eso, en medio de un proceso de profundos cambios en los modelos educativos y de aprendizaje, colocar la inclusión como uno de los principales desafíos resulta clave para garantizar este derecho a todas las personas y cumplir con el objetivo 4 de los ODS. La UNESCO reconoció hace tiempo que el derecho humano a la educación es igual al derecho humano a recibir una educación inclusiva. Pero a pesar del cambio de paradigma los sistemas educativos siguen permitiendo segregación, marginación, y fracaso para algunos grupos en situación de desventaja, entre ellas, las personas con discapacidad. Desde Fundación ONCE nos sumamos también a este desafío de conseguir el objetivo 4 de los ODS, dentro de nuestra misión y responsabilidad social con las personas con discapacidad. Tenemos claro que los responsables de que el derecho humano a la educación inclusiva sea efectivo, no es responsabilidad sólo de los Estados, es una responsabilidad compartida de todas las administraciones, instituciones, profesionales y personas que tenemos responsabilidades en esta cuestión.
Para avanzar en la inclusión educativa también tenemos claro que es urgente el cambio de actitud de los docentes para abordar la diversidad y ofrecer herramientas para que tanto alumnado como profesorado puedan superar barreras cuando se las encuentran. Para ello se debe apostar por metodologías activas y participativas y nuevas formas de organizar el currículo y los sistemas de evaluación. Uno de los problemas que se advierten en diferentes informes sobre educación inclusiva es que la mayoría del profesorado no se siente preparado para educar a un alumnado diverso y el 40% de los planes de formación del profesorado sigue sin hacer mención al objetivo 4 de los ODS.
La evolución de las prácticas inclusivas en el ámbito de la educación superior en países como España ha sido muy positiva en estas dos últimas décadas, pero los cambios no son suficientes. Las viejas culturas, los prejuicios y los obstáculos persisten y los desafíos que tenemos que plantarnos ahora son no sólo el acceso, sino también el progreso y el éxito del estudiantado con discapacidad. El modelo único de enseñanza y evaluación en las universidades hay que cambiarlo y junto a las metodologías se requiere poner énfasis en los valores, la concienciación y la formación del profesorado para que entiendan y practiquen la inclusión y la igualdad de oportunidades, lejos de prejuicios y paradigmas asistenciales. La visión inclusiva la deben tener además todos los profesionales, desde los arquitectos hasta los médicos y por eso los planes de estudio de las universidades deben introducir elementos de accesibilidad e inclusión, algo a lo que se comprometió la ANECA junto con ese futuro sello de calidad en inclusión de las universidades, que sin duda debe ser un incentivo para avanzar en modelos universitarios inclusivos.
Si la universidad española se convirtió con la llegada de la democracia en el gran ascensor social, hoy debe de ser un espacio de oportunidades en el que toda la ciudadanía encuentre opciones reales para aspirar a un futuro mejor, y eso es lo que exigimos instituciones como el CERMI o la Fundación ONCE, que cooperamos con las administraciones y las instituciones en esta misión. Las personas con discapacidad deben poder aspirar a una igualdad de oportunidades en todos los espacios de la vida social, pero especialmente en el ámbito educativo que es el le permitirá progresar y tener expectativas de vida altas como cualquier ciudadano o ciudadana. Mucho más conociendo que el «estigma» de la discapacidad sólo desparecerá cuando por encima de ésta aflore el profesional, el científico, la persona y sus competencias.
A mayores niveles de educación, mayor nivel de empleo, menos pobreza y menos desigualdad, en definitiva. Hasta los indicadores de salud, también son mejores cuando el indicador de educación es más alto.
Afortunadamente contamos cada día con más profesionales, personal de administración y servicios y profesorado más formado y competente para dar respuesta a las necesidades de las personas con necesidades de apoyo educativo. Las discapacidades también van cambiando. Hace años nos preocupaba como garantizar la accesibilidad física y sensorial de algunos grupos de personas con discapacidad y ahora nos preocupan, además, otras discapacidades y otras demandas. También resulta un importante el desafío avanzar en la mejora de la empleabilidad y oportunidades de empleo de los universitarios y universitarias con discapacidad y que puedan los que lo deseen tener acceso a la carrera académica e investigadora. Ya tenemos excelentes ejemplos de personas con discapacidad brillantes en la academia y la investigación, a pesar de las dificultades que existen en este camino.
Avanzar en modelos universitarios inclusivos supone, en definitiva, implementar políticas educativas inclusivas con un carácter holístico y debería de ser una prioridad para las administraciones públicas, la comunidad educativa y universitaria y todas las instituciones que trabajamos por una sociedad mejor.
Isabel M. Martínez Lozano
Directora de programas con universidades y promoción del talento
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