Los Santos en la Universidad de Salamanca
Emiliano Fernández Vallina, Antonio Heredia Soriano
Materias IBIC - BISAC
- HR - RELIGIÓN Y CREENCIAS
- HB - HISTORIA
Resumen
Esta importante obra muestra excelentes trabajos que versan sobre los Santos de la Universidad de Salamanca. Con gran originalidad pone de manifiesto el vínculo de la Universidad con una forma de vida en un inicio estrechamente ligada a la vida cristiana, dividida por aquel entonces entre la vida diocesana y monástica.
Se reflejan las tradiciones cristianas que se remontan a las primeras comunidades que, tras el reconocimiento de la religión cristiana como religión lícita con el edicto de Milán (en el año 313) y su posterior conversión en religión oficial del imperio romano, volvieron a recuperar el sentido de sacrificio que Cristo mismo asumió en la Cruz. Y optaron inicialmente en separarse o apartarse de la vida de la sociedad de entonces. Esta separación les permitía llevar una vida contemplativa y de oración: algo típicamente bíblico. Así, el individuo que escogía dicha forma de vida, pretendía dedicarse íntegramente a la contemplación entendida como comunicación con la divinidad a través de la oración.
Este modo de entender dicha separación refleja precisamente el sentido del qadosh hebreo y el qadish arameo recogidos en el texto bíblico y cuyo significado no es otro que ser o estar separado. De hecho, el sentido de la santidad de Dios en el contexto bíblico refleja esta realidad de estar separado de y tener un lugar específico donde solo el sumo sacerdote podía entrar para cumplir con el ritual o la liturgia que escenifica estar en un lugar sagrado, exclusivo de lo Sagrado y, por tanto, separado. Moisés denominó este lugar el Santo de los Santos, la morada del Dios de Israel.
Este lugar único e inaccesible a la comunidad y el significado de estar separado pasó al cristianismo y se manifiestó en la estructura litúrgica, sobre todo oriental, heredera directa de las tradiciones bíblicas del templo. Pero este símbolo se reflejaba no solo en el edificio de culto sino también en el ejemplo de vida que llevaban los Santos Padres y Doctores de la Iglesia que se consagraban por completo a Dios. Por ello, tenían que separarse o apartarse para dedicarse íntegramente a la vida contemplativa y así asemejarse cada vez más a la vida del tres veces Santo, tal y como nos lo relata la visión de Isaías, según la cual los ángeles cantaban «Santo», «Santo» «Santo» o «qadosh» «qadosh», «qadosh» es el Señor Sheba’ot. Así pues, el sentido de santidad, es en realidad una entrega por completo a Dios. Por ello, toda la vida del consagrado a Dios consiste en ir acercándose cada vez más al ejemplo y aspirar a alcanzar la semejanza con Dios. La santidad consiste, por tanto, en este proceso de separarse o apartarse de lo material para entregarse a Dios por medio de oración. Esta entrega solo se consigue de forma perfecta siguiendo el ejemplo perfecto, que es Dios. Esto solo se logra a través de la contemplación que crea ese diálogo perfecto entre el Creador y la creatura. Así se genera una simbiosis perfecta entre ambos, donde el santo se encamina hacia el ideal de la vida cristiana auténtica: vivir intensamente el sentirse parte del cuerpo glorioso de Cristo cuya conversión plena se consigue con el proceso de lex orandi.
De hecho, para alcanzar la santidad, la Iglesia pone una serie de condiciones, de las cuales, la más llamativa o característica es el modo de vida que escogen esos gigantes, cuya renuncia los lleva a separarse de lo material para gozar lo espiritual en su plenitud. Posteriormente, el concepto de santidad fue sumando más adjetivos y funciones que requerían una preparación cada vez más exigente. La vida comunitaria monástica brindó la ocasión para que, también a través del estudio teológico-bíblico litúrgico, se pudiera contemplar el camino hacia la santidad. Por ello la Iglesia fue proponiendo esta calidad única a quince grandes figuras de la Universidad de Salamanca.
Hoy día resulta curioso observar una actitud marcada por la ignorancia que no da importancia alguna a esta realidad. Estamos viviendo un período, donde estos conceptos no se ponen en valor por falta de lectura y desconocimiento de nuestro legado cultural cuya base fundamental se debe exclusivamente a esas figuras, a esos sabios eruditos cuya contribución forjó y cimentó durante siglos una sociedad cuyos principios básicos fueron la piedra angular para el continente europeo. Además, estos santos de la Universidad de Salamanca contribuyeron enormemente a construir ese legado que en muchos círculos académicos no se valora en su justa medida.
El modo de vida cristiano, la entrega y el estudio encontraron en ellos su simbiosis. Su memoria nos permite gozar de una riqueza sin parangón. Sus actos y su ejemplo de vida nos han revelado una realidad que conduce a la felicidad de una forma natural y sencilla. Esta obra refleja precisamente esta realidad. Nos muestra figuras de primera categoría en el estudio y contemplación y en la forma de vida que constituyen un ejemplo a seguir. Su lectura nos revelará que, aun siendo hombres y mujeres sencillos, desprendían una fuerza interior extraordinaria y arrolladora que los convirtió en personas especiales, escogidas, separadas y apartadas para cumplir una misión indefinida. No fueron nombrados santos solo por su sabiduría académica, sino también por su ejemplo de vida que mostraba su grandeza a través de su sencillez. Así, ya en vida, la santidad emanaba de ellos porque se consagraron al tres veces Santo cuya luz ilumina, transforma y regenera a la persona que se consagra y se entrega a un ideal que solo la Palabra revelada y hecha Carne fue capaz de expresar en su plenitud para la humanidad.
En definitiva, los santos de Salamanca forman parte de estos elegidos que experimentaron la transformación divina porque se separaron del mundo para entregarse y para posteriormente alcanzar la santidad por su ejemplo de vida entregada al estudio y la contemplación. Estos son los santos de Salamanca.
Capítulos
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Presentación
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Preámbulo
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Sobre el cielo de Salamanca
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San Juan de Sahagún
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Santo Tomás de Villanueva
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San Pedro de Alcántara
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San Juan de Ávila
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San Alonso de Orozco
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Teresa de Jesús: una santa escritora
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San Juan de Ribera
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Santo Toribio de Mogrovejo
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San Juan de la Cruz
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San Simón de Rojas
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San Miguel de los Santos
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Juan de Palafox y Mendoza
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Marie-Joseph Lagrange O.P.
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Juan González Arintero
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Beato José Polo Benito